jueves, 22 de octubre de 2009

Jaque mate

Oscuridad.
Corro.
Me muevo en un laberinto.
Corro en círculos.
Huyo.
Llego a una encrucijada.
¿Derecha o izquierda?
Decido rápidamente.
No puedo dejar que me alcances.
Izquierda.
Y corro.
Sigo corriendo.
Todo es difuso.
Pero corro.
Huyo.
Llego a un muro.
Callejón sin salida.
¿Retrocedo?
No. Tengo miedo.
Miedo de que me alcances.
Miro hacia la izquierda.
Miro hacia la derecha.
No hay otra opción.
Lo intento trepar.
Comienzo a escalar.
Mis manos y pies rozan la pared.
Intento imitar los movimientos arácnidos.
Y casi lo logro.
Veo la cima.
Casi llego.
Y entonces, resvalo.
Y comienzo a caer.
El mundo se da vuelta por un instante.
Caigo.
Cierro mis ojos.
Caigo.
Sigo cayendo.
Hasta que entonces, todo se detiene.
¿Por qué no duele la caída?, me pregunto.
Siento que alguien me sostiene entre sus brazos.
No quiero abrir mis ojos.
Sé quién es.
Me atrapaste.
Jaque mate.