jueves, 5 de noviembre de 2009

Dejame volar

Hay ocasiones en las que me siento como un pájaro enjaulado. Siento que quiero hacer cosas; que quiero volar, pero no puedo. Y cada decisión que tomo (o no tomo) pareciera errónea.

Ahora, la pregunta que debo hacerme es: ¿quién me lo impide?

Después de pensarlo durante un largo rato, llegué a la conclusión de que yo misma me autolimito. Es mi propia mente la que rompe mis alas, la que pone rejas en mi camino.

Soy una persona que piensa demasiado las cosas, y no lo puedo evitar. No creo que esté mal, pero tampoco creo que esté del todo bien. Tengo miedo, (¿miedo a qué?). No importa. Pero tengo miedo, y me cuesta enfrentarlo.

Sigue resonando en mi cabeza una frase que leí, no recuerdo en dónde: "La vida es divertida, porque cada uno es el protagonista de su propia historia".

Yo estoy escribiendo mi propia novela. A veces me pregunto qué sentiré cuando llegue al final de mi camino, de mi historia, y mire hacia atrás -hacia al comienzo. Me lo pregunto, y tengo miedo.

Yo no le tengo miedo a morir, le tengo miedo a morir sin haber disfrutado los pocos años que viví (porque no importa si uno es joven o un anciano: son pocos los años de vida del ser humano).

Nunca, nada, es suficiente.

No puedo evitar pensar ni sentir, pero sé que puedo cambiar (¿puedo realmente?).

Al menos espero hacerlo; aunque sea de a poquito. Paso a paso, voy transitando el camino de mi vida: lleno de obstáculos, va a estar. Seguro. Pero espero dejar de ser yo misma una de esas piedras.

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