sábado, 20 de marzo de 2010

¿A dónde van los sueños cuando mueren?

Esta cita me apareció en una aplicación del facebook, y me interesó mucho. Me puse a meditar, pues, y salió esto:

Si por un instante me pusiera a pensar, la respuesta automática sería que "escapan de la realidad" y que "dejan de existir cuando la persona que los tiene despierta o los abandona por alguna razón". Se podría decir que ellos mismos se sumergen, de alguna forma, en un sueño supremo, un sueño eterno. Pero luego, no tardaría en preguntarme: "¿qué es la realidad? ¿Puede un sueño "morir"? ¿Y cuándo vive? ¿Por qué lo hace?" La palabra es tan simple, pero a la vez tan abarcativa...

Sueño y realidad parecieran, a simple vista, contradecirse. Mientras que la primera es una compañera irrefutable de la fantasía , la segunda, la realidad, pareciera desenvolverse en otro marco – "el mundo verdadero/el mundo empírico"; el nuestro. Así, somos nosotros los que le damos su razón de existir; ya sea cuando estamos dormidos o cuando, despiertos, imaginamos. Cada vez que recordamos algo preciado que guarda nuestra memoria, cada vez que proyectamos en la mente nuestros más íntimos anhelos para el presente próximo o el futuro cercano, en cierta forma estamos soñando. Y tal sueño, es nuestro. Nuestro, y de nadie más. Mientras no dejemos que se desvanezca, nos va a acompañar.

Dicho esto, yo cuestiono: ¿los sueños -per sé- no existen? ¿Cómo podrían "morir" si no "vivieran" de alguna manera? ¿Qué pasa, entonces, cuando alguien dice que "sus sueños se convirtieron en realidad"? ¿Se trata de un oxímoron sin sentido?

Yo creo que los sueños se manifiestan en su propio horizonte: lo que para nosotros es territorio de la fantasía, para ellos es su realidad. Ergo, cuando éstos se alcanzan, se abandonan o cuando el consciente los devora, a nosotros nos da la sensación de que mueren. Para mí, más que perecer, sufren un traslado: son abstraídos de su dimensión irracional (en la que desaparecen) y desembocan por la fuerza en un universo distinto –el que para nosotros es el único "real".

jueves, 4 de marzo de 2010

Ese instante

Hay ocasiones en las que me afecta un sentimiento de soledad; sin importar en dónde esté ni con quién, me invade un "vacío" y siento que algo me falta.
En otros momentos, sin embargo, anhelo esa soledad. Quisiera poder escaparme y sentarme abajo de un árbol, en un parque, o en cualquier lugar en el que no me rodee nada más que el verde y el celeste de la naturaleza.
Sola.
Y así, poder sentir el sonido de mi respiración, del agua correr, de las aves cantar y de la brisa; de ese vientito suave que acaricia las mejillas y hace que crujan las ramas y hojas de los árboles.
Sola.
Un momento único, para mí.
Un momento mío, y de nadie más.
Lástima que no siempre es fácil encontrarlo...